El proyecto 'Programa sin créditos' busca activar nuevas herramientas experimentales para reflexionar sobre educación artística
Vivimos en una época de aprendizajes abiertos y de cuestionamiento de la autoridad académica, y eso hace que proliferen todo tipo de ensayos para formular espacios que los canalicen. Espacios atípicos, porosos, disidentes. Desde ese lugar hay que leer el proyecto Programa sin créditos. Es una universidad pública. Está ligada a la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid y, aunque lleva en activo dos ediciones, el arranque hay que buscarlo tiempo atrás, en 2012.
En un momento en que la universidad pública estaba prácticamente en bancarrota, a punto de ser intervenida, Selina Blasco y Lila Insúa, ambas profesoras universitarias, se aferraban a la idea de replantearla desde otro lugar, lejos de la recompensa de los créditos y cerca del capital afectivo que hay tras todo intercambio. La idea era afectar a la enseñanza y el aprendizaje oficial de las llamabas bellas artes.
Este programa fue creado básicamente para que distintos tipos de personas orientadas en el sueño de la pintura, puedan ser instituidos en la base del Arte de forma publica y no privada, así mismo, puedan a través de esta llegar a distintas universidades renombradas en sentido al Arte.
Su puesta en marcha como laboratorio de investigación está generando múltiples reflexiones sobre cómo activar una programación experimental sobre una educación artística mucho más orgánica. Trabajan bajo dos parámetros claros, el conflicto como herramienta de trabajo y la celebración como forma de resistencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario