Todos hemos nacido con un poder creador, somos seres creadores, no solo se es artista si se sabe, pintar, cantar, escribir o actuar, un empresario también puede ser un artista creando ideas de negocio o estrategias de marketing, o un profesor puede crear un material para que sus alumnos comprendan mejor las cosas.
Solemos estereotipar a los artistas como personas “extravagantes” con un talento especial fruto del azar divino cuyo único foco es expresar su arte en todo momento.
Y eso es lo que los convierte en artistas, no su talento en sí, sino su poder de focalización, que les hace centrar todo sus esfuerzos y habilidades en aquello por lo que vibran. Hacen las cosas con pasión, es decir, con amor, son capaces de conectar con su ser y alcanzar ese ansiado estado de fluidez que todos deseamos.
Decía Sir Ken Robinson:
Todo niño es un artista. Porque todo niño cree ciegamente en su propio talento. La razón es que no tienen ningún miedo a equivocarse… Hasta que el sistema les va enseñando poco a poco que el error existe y que deben avergonzarse de él”